miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mira Bonita... déjalo ya. (Otro cuento sobre "El fumeteo")


Disculpadme si el mensaje pareciera “machista”, pero lo viví bajo la óptica de mi masculinidad y tal cual lo cuento, pero prevengo que la historia es adaptable al sexo contrario al que tanto debo y al que tanto quiero... sin duda.
Habíamos quedado en un bar, casi pub, casi restaurante, casi todo, pero nada de lo anterior en concreto, porque cuando más se parecía a bar que era a las diez de la mañana, era cuando todo el vecindario y alrededores venia a tomar el “almuerzo”, que no es lo mismo que desayuno... que estamos en Valencia y esto es distinto, ya lo explicaré en otra ocasión. Decía que cuando venían a tomarse el “bocata” con su vinito o cervecita, y con sus aceitunitas y el cafelito después, el local parecía un bar, pero con mesas y cortinas y aparadores que ayudaban a la hora de la comida o cena, hora que se convertía en restaurante. Y no lo mismo que a las cinco de la tarde hora en que el local se llenaba de parejas, de amigos y de conocidos, que se toman algo y conversan, o leen el periódico si están solos, hora en la que mas se parece a un pub, hay una cierta tranquilidad y se puede hablar, sin tener que gritar...
Bien pues habíamos quedado a esta hora en la que el bar parece un pub, para ver como estaba quedando la Web que estábamos haciendo para colgarla en la red a primeros de año. Pero mi amigo no había llegado aun, por lo tanto tome asiento en la mesa que estaba libre, que por cierto coincidía con la que siempre utilizábamos...
Me siento y cuando termino de colocar el casco y la “chupa” en la silla de al lado, saco el portátil de su maletín, lo abro, lo enciendo, y observo que alguien me mira y me sonríe... Alguien era una mujer, estaba sentada justo en la mesa de al lado, en la silla mas cercana a la mía.
En un principio no me extrañó que sonriera, ya que desde que salió el libro “Dios llegó en una Harley” de Joan Brady, una americana que sabe tocar la médula y la sensibilidad, casi siempre que llegaba con mi “roXeta” y había personal femenino, no se podía evitar la mirada a mi moto y la posterior mirada al motorista. Digo motorista porque no solo me pasa a mi, sino cuando se la dejo a algún amigo, siempre he tenido que oír el comentario...”tío, con esta moto seguro que se liga un montón, jo, como me ojean las mozas cando llego a un sitio en el que hay”. Yo les contesto que la moto se lo merece, no es una “Harley Davison”, pero esa perfecta imitación a su precursora la “Indian” y ese color Mallorca tan vivo y tan llamativo, hacen que no pase desapercibida, como realmente ocurre. Ademas solo hay doce en España, por lo que al no ser tan vista... llama bastante la atención.
Ella mi vecina de pub, había visto mi llegada, había contemplado la maravilla de moto, y seguro que con su sonrisa, lo que quería decir es: ¿Quien será y como será el motorista? Establezco la vía de contacto y... ahora veremos...
La señorita en cuestión era una “hembra de rompe y rasga”. Ella lo sabia sin duda y lo explotaba hábilmente en su faceta de vendedora agresiva.
Imperceptiblemente maquillada, pestañas de abanico renegrido, labios incandescentes y perfilados en dos tonos menos, melena rubia corta caída a plomo, un pecho elevado por la corsetera de “Little Kiss” se asomaba a un escote que invitaba a hacer “puenting” sobre él, viente plano y caderas que se expandían en la minifalda o cinturón ancho, dependiendo de donde se empiece a medir, que desvelaban hasta al mas necio, que el fémur es la pieza mas larga de la osamenta y que en los muslos se encuentra la mas poderosa concentración muscular de la anatomía homínida, piernas en suma que se perdían a lo lejos allá abajo rematadas en negro tacón perforante.
Ademas, charlaba con voz agradable, ideas sensatas y tono educado...En fin por mucha menos mujer que aquella, he sabido de directores de banco, que han renunciado a despacho y familia y se les ha visto por ultima vez camino de las “Sychelles” con un maletín que no soltaban “ni pa' Dios”.
Hasta que la “cagó”...
En un momento sacó de su bolsillo de “Gucci” el consabido paquete rojo y blanco y de este el tubito blanco relleno de muerte...
Me ofrece... ¿Usted fuma?...
No gracias, lo he dejado hace muchos años, ya me he fumado lo que me tenia que fumar... ya me he castigado suficiente.
¡Que suerte!
No, no ha sido cuestión de suerte, ha sido empeño y voluntad. Aparte una promesa que le hice a mi padre en un lugar que prefiero no recordar.
Uy, yo no podría, a mi en realidad me gusta fumar... Mientras sacaba por su boca, casi perfectos “danones” de humo que viajaban sin contemplaciones hacia mi lugar.
Mira bonita...” se dice así ? Equivocas el mensaje.
En tiempos... es verdad las mujeres que fumaban tenían un no sé qué, un “vamp”, una imagen de mujer fatal, pecadora redimible, súrculo capaz de sugerir imágenes tan prohibidas como apetecibles... pero ya no. La relación humana y la sexual principalmente, se compone de una pleyade de sub-mensajes subliminales gestuales y corporales que dicen mas sobre nosotros que cualquier otra consideración...
Y tu bonita, equivocas el mensaje, o peor, lo vuelves ambiguo.
Mientras crees decir … “soy fértil, mira que pechos para alimentar a tus hijos”, el humo hundiéndose en tu garganta anuncia ...”los envenenaré ya desde el útero”.
Cuando tu vientre y tus piernas prometen que “estoy sana y fuerte”... esos cigarrillos que te fumas advierten que...” tengo problemas respiratorios, digestivos y probablemente cardiocirculatorios, que amenazan riesgo cerebral entre otras cosas”.
En tanto tu boca muestra “labios carnosos y vivos que prometen largos besos de fuego”... la colilla entre ellos lo que sugiere es … “me sabe tu boca a tabacazo”.
Aunque tu pose y tu mirada parecen prometer... “una noche de inolvidable pasión”, tu vicio asegura que... “tendré que encender un cigarrillo 'después de' y por la mañana despertaré entre toses y gargajos”.
¡Que pena! ¿De que te sirve, bonita, tener un cuerpo “Danone”, si te lo comes por dentro a bocados insensatos?. Porque esa es otra, la definitiva...Si bien te muestras poderosa, sensata e inteligente... esa adicción y esa frase de “a mi me gusta”... solo muestra que eres débil de carácter, frívola con tu salud y la de los que te rodean y mas tonta que “una mata habas”.
Mira bonita... déjalo ya.
Mi amigo acaba de entrar y aprovechando la llegada, nos cambiamos a otro sitio mas confortable y menos contaminante.
Ella me miró, sonrió y me guiñó un ojo mientras aplastaba su cigarrillo en el cenicero. Después se recuperó y mientras se levantaba para abandonar el local me dijo:
Ya era hora que alguien me dijera la verdad y me convenciera de que tengo que dejar de fumar.
Te prometo que lo dejo motero...
Por cierto me gusta tu “Kawa” es preciosa.

Reflexiones sobre el tabaco.
Pepe Luis Valentín
Valencia 3 de Octubre de 2003



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2 comentarios:

Albion Land dijo...

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Un abrazo muy fuerte.

Albion

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Un abrazo Albion.