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Cuando llegan estas fechas, llegan un torbellino de cosas. Llegan los recuerdos, las nostalgias, y hasta una cierta tristeza por los que se fueron y ya no estarán con nosotros en la cena, en el día de Navidad, con los regalos, con los encuentros, con los deseos, y con tantas otras cosas, que vienen a poner un ritmo de navidad, en nuestras vidas.
Hoy hasta Marujita (mi burra) estaba un poco deprimida. Lo se porque me puso su enorme cabeza sobre mi hombro y me miraba fijamente, solo bajo su cabeza, cuando le dije que yo estaba casi igual, y le di un higo seco, de los que me aprovisiono cuando bajo a la cuadra.
Sin embargo Roxeta (mi joven yegua), estaba juguetona y saltarina, solo se puso "formal", cuando vio que le ponía la cuerda larga de picadero. Creo que incluso lo deseaba, después de cuatro días malísimos de viento helado y lluvia, motivo por el cual no han salido de la cuadra, lo deseaba.
Como decía, estaba muy inquieta, y la razón la supe posteriormente, unos niños habían estado (me imagino, mirando, acariciando y por ultimo tirando cosas desde la puerta), para ver como se movían ellas dentro de la cuadra. Claro, la yegua estaba nerviosa e inquieta. Que hacen estos aquí, tirándome palos, piedras y hasta un cubo de plástico ?. Estos chicos.
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